El activista mexicano, Gustavo Enrique Castro Soto, testigo directo del asesinato de la coordinadora general de Copinh, Berta Cáceres, ha salido ya del país y antes de hacerlo decidió dar declaraciones exclusivas a Radio Progreso.
En medio del estrés postraumático que aún sufre como víctima sobreviviente, Gustavo Castro cuenta a qué vino a Honduras, lo duro de la experiencia que le tocó vivir, la impericia y trato cruel de las autoridades hondureñas y la falta de apoyo oportuno y efectivo del gobierno mexicano.
También manifiesta su preocupación por las precarias condiciones en que realizan su trabajo los defensores y defensoras de derechos humanos en Honduras y valora la trascendencia de la lucha por la defensa de los bienes comunes de la naturaleza de Berta Cáceres, del COPINH y del pueblo hondureño en general.
RP ¿Cómo recibís la noticia que después de tantas limitaciones, ahora un Tribunal permite que regreses a México?
GC. Es una sorpresa grata que recibo con gran alegría después de tantos días de incertidumbre y oscuridad, viendo tantas formas de hacer las cosas de una manera tan ilegal e irresponsable. Me da mucho gusto.
No quiero irme de Honduras sin darle las gracias a tanta, pero tanta gente, a C-libre, a mi abogada Ivania, a Eddy, a mi hermano Oscar y un agradecimiento a las comunidades porque es un pueblo caluroso y un pueblo con una fuerza y humanidad que nunca lo voy a olvidar. Me voy con la preocupación sobre la criminalización no solo del COPINH, sino con todos los defensores de derechos humanos que se encuentran en medio de tanta indefensión debido a la falta de andamiaje jurídico para protegerse.
Voy agradecido con mis sobrinas, las hijas de Berta, con su mamá que me hubiese gustado darle un abrazo, verla pero no se pudo. Agradecimiento a la Misión Internacional, a todos los integrantes, tantas muestras de solidaridad, cartas y correos que recibí de gente mostrándome su cariño. Les agradezco infinitamente.
Siento preocupación por la lucha de los pueblos porque se enfrentan a este poder que quiere despojar a las comunidades indígenas y garífunas. Pero sé que el espíritu de Berta renació, es impresionante toda la unidad que generó. Cuando la pienso siento que está en la casa de Utopía donde posaban los pájaros, yo pienso estará sobrevolando las montañas de La Esperanza y el río Gualcarque, ella renació para fortalecernos.
RP. Cuando viajabas a Honduras para todo el proceso de compartir con el pueblo Lenca organizado en el COPINH, ¿te imaginaste que una situación como esta pudiera ocurrir?
GC. Pues no me imaginaba que esto iba a ocurrir. Sabía de las complicaciones que tenía Copinh, y no solamente Copinh sino todo el pueblo de Honduras en esta lucha. Yo hace 5 años que no venía a Honduras, esa última vez estuve en Tegucigalpa y me tocó saludar a Berta muy brevemente, quien venía a nuestra reunión, pero antes de eso tenía 8 años de no encontrarla y solamente nos enterábamos por todas las noticias que el Copinh sacaba, toda la muerte y la represión que estaban viviendo.
Sabía el contexto, pero yo venía con mucha ilusión, las comunidades y el Copinh estaban queriendo abrir nuevas puertas de esperanza y alternativas. Llegué a facilitar y apoyar en un taller de reflexión sobre energías alternativas y renovables, para saber cómo mejorar la calidad de vidas de las comunidades, eco tecnologías para generar alternativas de vidas. Con nuevas formas ambientales de respeto a la naturaleza y nuevas manera de vivir en las comunidades, y es increíble que hasta eso quieran acabar. Yo veía con esa esperanza, con ese gusto, jamás me esperé toparme con esto. Sin embargo creo que el destino me dio la oportunidad de que fuera yo quien se despidiera de Berta.
RP ¿Cómo fue ese momento?
GC. Muy doloroso. Fue un momento, un minuto en el que Berta se fue. Pero yo creo que el destino me dio la oportunidad de vivir para que su legado y del Copinh no quedara sepultado como pretenden hacerlo todavía. Ese destino nos dio la oportunidad de juntar las voces, fuerzas y la unidad de justicia para que la semilla de Berta resurja en todos lados. Un llamado a todos para estar unidos.
Esa noche nadie sabía que yo iba estar allí, Berta me invitó a su casa para poder comunicarme con mi familia. Para los asesinos fue una sorpresa verme allí, por eso decidieron jalar el gatillo. Pero resulta, por milagro, no la veo otra manera de explicar o el destino lo hizo así, que si iban a asesinar a Berta necesitamos un testigo vivo, porque si no hubiese sido el asesinato perfecto, nadie se hubiese enterado. Entraron de noche, la asesinan, se van y nadie se enteró. Eso hubiese permitido crear miles de escenarios e historias.
RP ¿Qué le diríamos a las personas que van a escuchar tu mensaje, qué retos se plantean para ellos de aquí en adelante en esta lucha contra ese tipo de proyectos, contra la vida de la gente?
GC. Que en esta lucha no estamos exentos de eso y que necesitamos cuidarnos, que por más premios y medidas cautelares, debemos tener consciencia que la lucha tienen sus peligros, debemos saber cuidar la vida en esta lucha de resistencia y de busca de alternativas.
La lucha nos invita a ser activos, no podemos ser pasivos y esperar que alguien nos diga qué hacer, deberíamos ser muchas Bertas y Copinh con la unidad por construir otros mundos distintos. Berta deja el legado importante pero tenemos el enorme reto de rescatar a toda la gente que está amenazada actualmente en todas las partes del mundo, en toda Honduras.
RP Tu salida de Honduras, no cabe duda que es resultado de toda la respuesta internacional, de las redes que respaldan estas luchas ¿qué retos se plantean para estas organizaciones a partir de la experiencia que te tocó vivir?
GC. Yo no estaría afuera sin el apoyo de todos ellos. Aquí me sentí siempre en una indefensión espantosa, en unas contradicciones legales, en muchas irregularidades, inconstitucionalidades, violación de la Constitución, violación incluso del convenio (Convenio de Asistencia Jurídica Mutua en Materia Penal) que fácil se puedo implementar porque yo mostré toda mi voluntad para apoyar, yo tengo mucho interés que se encuentre a los asesinos, que se haga justicia.
Pero me sentía como atrapado en una ratonera en donde se pueden cometer todas las ilegalidades y con toda violación a convenciones internacionales en materia de derechos humanos. He vivido en inseguridad y angustias estos últimos días, porque querían que estuviera a merced de un gobierno que es débil, que no tiene mecanismos que me garanticen mi propia seguridad por eso vine aquí (sede de la Embajada de México), para pedir la protección que el gobierno no me podía dar.
Todo esto me deja con una gran preocupación, porque yo me voy y ustedes se quedan y me doy cuenta en dónde se están quedando. Hago un llamado a la solidaridad internacional para que se hagan presente, que ayuden al pueblo de Honduras, al Copinh, a Ofraneh y todos los movimientos que están luchando heroicamente para enfrentarse a este poder.
Espero que al encuentro de abril venga mucha gente, me hubiese gustado estar, ir en la caravana, les mando un abrazo.
RP ¿Tu familia cómo recibió la noticia después que estabas en un limbo jurídico en Honduras?
GC. Con llanto y alegría después de tantos días de angustia, de dolor y zozobra. Esto ha sido una tortura psicológica que no se debió hacer, ya que existen los mecanismos adecuados. Ha sido una torpeza enorme porque había condiciones y voluntades de cooperar.
En todo este tiempo en Honduras no hubo las estructuras que garantizaron mi seguridad.
RP ¿Alguna vez te sentiste tratado no como víctima sino como victimario?
GC. Sí, pero más como objeto, como objeto de prueba y no como testigo. Sin atender mis necesidades personales, psicológicas, afectivas, ni como víctima ni como testigo, era un objeto que traían de arriba para abajo, haciendo mil diligencias que estuvieron mal hechas, no hubo cadena de custodia adecuada.
Colaboré con todo lo que me pidieron, mostré mi voluntad para estar siempre a pesar de tener 3 y 4 días sin dormir, no les importaba porque para ellos era un objeto de prueba. A pesar de todo ello, espero vaya la manera de hacer justicia y que se respete la voluntad de las comunidades y sus derechos.
RP ¿Cómo te ha tratado tu gobierno?
GC. La embajadora y el cónsul han intentado que yo sienta seguridad y que me sustente, pese a mis miedos y angustias. Aquí siento que la embajadora y cónsul me recibieron con los brazos abiertos, con calidades y un trato humano.
Lamento que mi gobierno en su momento no hizo nada, que tardó mucho en reacción sabiendo que me estaban violando mis derechos humanos y en eso si siento mucha decepción porque, me parece, que en un caso como este tenía a tratarse de una manera más expedita y no haberme dejado aquí sufriendo todo lo que sufrí.
RP ¿Tu familia demandó a la cancillería que hicieran valer ese convenio que México firmó con Honduras?
GC. Sí claro, también mis abogados pero nunca fueron recibidos de manera adecuada, siempre los mandaban con subalternos, nunca lograron hablar con la cancillería y relaciones exteriores y para mí y mi familia era una manera de no importarles mi caso.
RP ¿Qué opinas de la Misión de Apoyo Internacional que llegó al país y la respuesta que dio el Estado de Honduras?
GC. Fue una grosería no haber recibido a la Misión, me parece que fue otro de los errores tremendos que hizo el gobierno, cuando tuvieron la oportunidad de hacer otra labor diplomática no fue así.
Pero la Misión se fue llevándose la verdad y el testimonio de cómo es la situación aquí y cómo las comunidades están enfrentando al gobierno. Eso hace sumar más solidaridad para el pueblo hondureño, esperemos que sea solidaridad fructifique.
RP. Un mensaje para este pueblo que ha estado muy pendiente de tu caso
GC. Yo estaré muy atento a todo lo que sucede aquí y del apoyo que me soliciten. Pero estos acontecimientos buscan dejar un mensaje de tener cuidado, no bajar la guardia.
Como dicen “árbol que da frutas le llueven las pedradas”, lo que significa que vamos por buen camino buscando la dignidad, que luchamos por los derechos humanos, si no lo hiciéramos no pasara nada, pero en toda esta lucha debemos tener cuidado.
Finalizo agradeciendo a las organizaciones y grupos de solidaridad de todo el mundo, porque la reacción ha sido fuerte. Me impresiona todo lo que el caso ha generado, no sé cómo agradecer a tanta gente que ha desbocado por apoyarnos. Estamos atentos, sigue nuestro corazón con ustedes, con el Copinh, con las hijas de Berta, con mama Berta, con todas las organizaciones y movimientos, no los olvidaré.
RP. ¿Volverás a Honduras?
GC. Me encantaría volver, ojalá en otras condiciones, donde todo el andamiaje garantice gobierno, derechos humanos y seguridad, no solo para mí sino para todos ustedes, yo anhelaré el día de regresar.
Fuente: Radio Progreso